HISTORIA

DOÑA OLIVA SABUCO Y “LA NUEVA FILOSOFÍA”

de carolina de prado

El Instituto de Educación Secundaria más antiguo de Albacete (su primer curso lectivo tuvo lugar entre 1839 y 1840) recibe el nombre de “Instituto Bachiller Sabuco”, y tiene su sede desde 1933 en un céntrico edificio considerado como una joya arquitectónica de la ciudad. Entre los años 1936 y 1939 perdió su uso docente para ser utilizado como sede de los tribunales populares y como cuartel general de las Brigadas Internacionales. Las clases volvieron a retomarse en 1939, siendo el único instituto de la ciudad hasta el año 1965.

¿Quién fue el bachiller Sabuco y qué importancia tuvo para que se le dedicara tan importante centro de educación en Albacete? Pues su historia y la de su hija Oliva es una de las más curiosas y quizás desconocidas de la intelectualidad española del siglo XVI. Las figuras de ambos, padre e hija, están entrelazadas no sólo por su parentesco, sino por su labor como eruditos escritores y, sobre todo, por la controversia acerca de la autoría de la obra “La Nueva Filosofía de la Naturaleza del Hombre”, adjudicada a Oliva desde la publicación de la misma en Madrid en 1587 hasta que en 1900 el registrador de la propiedad de Alcaraz, pueblo albaceteño donde ambos vivieron, hizo público el testamento del bachiller, de nombre Miguel, otorgado en 1588, en el que se declaraba autor de la obra y en el que justificaba haber otorgado la autoría a su hija “para darle el nombre y la honra, pero no el fruto y provecho”. Existió también un documento otorgado por la propia Oliva años después en el que se retractaba de la autoría del libro al declarar que ella no era la autora. 

Todo lo anteriormente contado es el germen de una disputa entre los estudiosos de las letras y la filosofía españolas del siglo XVI, que no terminan de ponerse de acuerdo en quién fue realmente el autor de la obra. Es curioso que en su propia época nadie pusiera en entredicho la autoría de Oliva, a pesar de la existencia de los documentos antes citados, testamento del bachiller y retractación de su hija, por los que se podría llegar a pensar en que el autor era el primero. Pues los grandes intelectuales y autores del siglo XVI que conocieron a Oliva nunca dudaron de su capacidad y conocimientos para componer una obra tan importante como “La Nueva Filosofía”. 

El bachiller Miguel Sabuco y Álvarez fue un hombre que tuvo grandes conocimientos en anatomía, fisiología e historia natural, y trabajó durante años como boticario en Alcaraz, además de ocupar puestos de importancia en la vida pública de la villa albaceteña. De sus obras se desprende que era un hombre culto y que escribía bien, y de su vida que fue recto en su comportamiento y formal en sus decisiones, quizás haciendo un esfuerzo por mantener apartado del ideario de sus vecinos el hecho de proceder de una familia de judíos conversos. Se casó en dos ocasiones, primero con la madre de Oliva, Francisca Cózar, quien le dio otros ocho hijos más, y una vez viudo y entrado en años, con una joven de nombre Ana García Navarro, de origen humilde, quien tendría a su último hijo, de nombre Miguel. Hay estudiosos que afirman que la razón por la que el bachiller se atribuyó la autoría de la obra en su testamento fue para dejar los beneficios de la misma a su joven viuda y a su hijo pequeño. 

Luisa de Oliva Sabuco nació en Alcaraz y, aunque no se tienen datos sobre su educación, debió ser una mujer de gran entendimiento y cultura, como así lo reconocen sus coetáneos, que no dudaron de su autoría de la obra en ningún momento. Quizás pudo formarse con el gran humanista Pedro Simón Abril, preceptor de gramática y retórica en Alcaraz entre 1578 y 1583, y quién sabe si también aprender de su propio padre. Oliva se casó en 1580 con Acacio de Buedo, proveniente de una influyente familia de la zona, quien se dedicó durante 49 años a la política alcacereña, y con quien tuvo cuatro hijos.

Lo que es cierto es que «Nueva Filosofía de la naturaleza del hombre, no conocida ni alcanzada de los grandes filósofos antiguos, la cual mejora la vida y salud humana", fue publicada en Madrid en 1587 a nombre de Oliva, y nadie dudó de su autoría, siendo elogiada por otros autores, como el famoso Lope de Vega, quien llegó a llamarla “la décima musa”. La controversia sobre quién es el autor de la obra, que llega desde principios del siglo XX hasta nuestros días, puede ser fruto de un “apaño familiar” entre padre e hija, o incluso de una corriente antifeminista que “tiene que ver con un proyecto secular de cancelación de autoridad femenina y de genealogía materna que es inherente al orden patriarcal”, tal y como han indicado algunas autoras como la estudiosa Rivera Garretas citando a la filósofa Diana Sartori. 

En mi opinión, y más allá de una verdad que quizás nunca sepamos, las dos figuras históricas, Miguel y Oliva, son el reflejo de la intelectualidad que fluía en pleno siglo XVI en una pequeña y hermosa villa albaceteña llamada Alcaraz, precioso pueblo donde hoy en día se puede pasear por sus calles, visitar sus monumentos y disfrutar de su paisaje y gastronomía. El conocimiento siempre hay que atesorarlo para transmitirlo a las nuevas generaciones, volviendo así al inicio de este artículo, hablando del Instituto Bachiller Sabuco, donde se forman los jóvenes albaceteños hoy en día siguiendo el ejemplo del hombre que le da nombre y de su hija. Y en el fondo me pregunto, ¿Qué más da quién escribiera “La Nueva Filosofía”? ¿Y si fueron ambos? Al fin y al cabo, todo queda en familia.


LA PRINCESA TUERTA

por Carolina de Prado

Ana Hurtado de Mendoza de la Cerda y de Silva y Álvarez de Toledo nació en Cifuentes (Guadalajara) en 1540 como hija y heredera única de un matrimonio de nobles españoles, Diego de Mendoza, príncipe de Mélito y Catalina de Silva, hermana del conde de Cifuentes. Poco se sabe de su infancia antes de casarse, mas siempre se la representa en el imaginario popular como una niña temperamental y apasionada. La imagen de Ana que más se conoce es su semblante en retratos usando un parche, extremo que le ha proporcionado su apodo de “Tuerta”. Forma parte de la leyenda el porqué de taparse su ojo, diciendo algunos que fue por un accidente de esgrima, explicación ésta que dota a su biografía de más originalidad, y otros que en realidad se trataba de coquetería, ya que era bizca.

Además de sus orígenes nobiliarios, al ser sus familiares muy influyentes en la corte de los Austrias, su importancia en la misma creció al tomar como esposo en 1552 a Ruy Gómes de Silva, noble portugués mucho mayor que ella que se había convertido en el hombre de confianza de Felipe II. El matrimonio no se consumó hasta 1557 por la juventud de la novia. Ana y Ruy vivieron juntos en aparente armonía y tuvieron diez hijos en los años que duró su matrimonio. Ruy compró a su suegro Éboli en el reino de Nápoles. Felipe II le nombró príncipe de Éboli en 1559, por lo que Ana adquirió el título por el que será más conocida en la historia de nuestro país. Ruy también compró las villas de Estremera y Valderacete, pasando así a ser duque de Estremera, y para finalizar compró la villa de Pastrana (1569) siendo nombrado en 1572 por Felipe II duque de Pastrana con Grandeza de España. Por tanto, Ana fue la primera princesa de Éboli y la primera Duquesa de Pastrana. 

A pesar de algún rumor sobre la estrecha relación entre Felipe II y Ana, alimentado seguramente por envidias por su belleza e influencia con el monarca al ser la esposa de su mejor amigo, en los años que Ana compartió con Ruy parece ser que se dedicó a su familia y evitó cualquier escándalo. Todo cambió cuando su esposo falleció en 1573, decidiendo la princesa instalarse junto a sus damas en el convento de Carmelitas que había ayudado a Santa Teresa de Jesús a fundar en Pastrana. Las religiosas, desesperadas por el clima cortesano que Ana y sus acompañantes habían llevado al convento, decidieron abandonarlo como protesta contra la permanencia de las damas en el mismo, y la princesa de Éboli tuvo que volver a la corte no sin antes tener unas palabras con Santa Teresa, siendo este enfrentamiento entre dos mujeres de gran carácter la comidilla del momento.

La existencia de Ana de Mendoza una vez de vuelta a la vida pública fue de todo menos tranquila. A partir de este momento entró en una espiral de intrigas políticas y amoríos prohibidos que son la base de la leyenda de la princesa de Éboli que ha llegado hasta nuestros días y que han hecho su figura tan interesante como para aparecer en numerosos estudios históricos, novelas, películas, ensayos y obras teatrales. Aunque no está del todo claro y sigue siendo estudiado por historiadores expertos, parece ser que Ana de Mendoza tuvo amoríos con un personaje de gran importancia en la corte de Felipe II. Se trataba de Antonio Pérez, quien fue en primer término secretario de su propio esposo y, tras la muerte de éste, del monarca. Antonio Pérez era enemigo declarado de Juan de Escobedo, secretario personal de D. Juan de Austria, medio hermano del rey. Parece ser que, bien porque los tejemanejes políticos entre Antonio y Ana no eran bien vistos por Juan de Escobedo, o porque éste se enteró de sus amoríos y ellos sabían que Felipe II no iba a ver con buenos ojos esta relación, los dos amantes instigaron el asesinato de Juan de Escobedo con el beneplácito del monarca, al convencerle de las supuestas intrigas del mismo. 

Al darse cuenta el rey de los manejos de Antonio y de Ana, mandó arrestar a ambos en 1579 y desterró a la princesa a Pastrana en 1581, donde vivió en el palacio Ducal de Pastrana hasta su fallecimiento en 1592.

Ana de Mendoza, princesa de Éboli, fue una figura fundamental en la historia y en la política españolas del siglo XVI, y su vida ha sido convertida en leyenda por lo atractivo de su personalidad. Fue una mujer bella, poderosa, inteligente y temperamental, y un gran ejemplo de cómo convertir un defecto físico, que debería haber supuesto para ella un complejo, en un atractivo personal por el que ser recordada.


   


LA REINA TODA Y SU MADRE LA PRINCESA OMEYA




Por Carolina de Prado 


Siguiendo con los artículos dedicados a grandes reinas ibéricas, el presente pretende acercarse a la historia de una mujer que fue reina y a la de su madre, ambas dignas de protagonizar una serie o película épica de esas que tanto gustan al público en la actualidad. Sus nombres no son tan conocidos como los de otras heroínas de nuestra Historia, pues sus vidas nos han sido contadas por crónicas tan antiguas que es difícil distinguir en ellas la realidad de la leyenda. Estas dos mujeres fueron la reina Toda y su madre Onneca Fortúnez de Pamplona. Esta historia comienza en el año 860 con una jovencísima Onneca, hija de Fortún Garcés-heredero del trono del Reino de Pamplona-viajando con su padre, capturado por los musulmanes del Emirato de Córdoba, y pasando en dicha ciudad andaluza, capital de la dinastía Omeya, dos décadas. La joven Onneca se casó con el príncipe Abdullah y le dio a éste varios hijos, entre ellos uno llamado Muhammad, quien nunca llegaría a ser emir, pero sí sería el padre del famoso Abderramán III. Por tanto, nos encontramos con la circunstancia histórica de que uno de los guerreros musulmanes más conocidos, respetados y temidos de la historia medieval española, fue nieto por parte paterna de una princesa vascona, con lo que se crearon lazos familiares entre dos importantes familias gobernantes, los cristianos de la casa Íñiguez (Onneca era bisnieta de Íñigo Arista, fundador del reino de Pamplona) y los Omeya musulmanes.

No se sabe exactamente la razón por la que Onneca decidió dejar a su esposo e hijos y volver con su padre a Pamplona, donde éste fue elegido rey, y se casó con su primo el conde Aznar Sánchez de Larraún, teniendo con él un hijo y dos hijas. Es una de ellas, Toda Aznárez de Pamplona, la que ocupa el protagonismo en esta segunda parte de esta historia. Toda, quien era nieta de un rey pamplonés, llegó a ser reina de Pamplona al casarse con Sancho Garcés I, primer rey de la dinastía Jimena, con lo que en ella termina la línea dinástica de los Íñiguez y se inaugura la de los Jimenos. Toda se las apañó para conseguir destronar a su abuelo y hacer valer en ella sus derechos dinásticos convirtiendo en rey a su esposo. Durante el reinado de Sancho y Toda, el matrimonio consiguió ampliar la influencia del reino de Pamplona sobre Aragón y mantener una estrecha relación con el reino de León y el condado de Castilla, gracias a una hábil política de alianzas matrimoniales, estrategia seguida a lo largo de la Historia por otras grandes reinas, como Isabel la Católica.

Toda, figura entre la realidad y la leyenda, fue una mujer de fuerte carácter. Cuando Abderramán III se acercó a las tierras del reino pamplonés con sus ejércitos, invocó sus lazos de parentesco y se presentó en el campamento musulmán para pedir a su sobrino que alejara a sus huestes de sus dominios, consiguiendo además que el califa invistiera a su hijo García Sánchez I de Pamplona como rey. Toda también es la protagonista de una historia un tanto curiosa cuyo protagonista fue su nieto Sancho I de León, apodado el Craso por su extrema gordura. Fue éste el motivo por el que los nobles leoneses y castellanos le rechazaron y arrebataron el trono dándoselo a otro. Sancho, desesperado, decidió pedir ayuda a su abuela. Y ésta se lo llevó a la corte cordobesa de su sobrino Abderramán para conseguir un tratamiento médico que lo ayudara a adelgazar. Es bien sabido que en aquella época los conocimientos de los médicos andalusíes eran muy superiores a los de sus homólogos de los reinos cristianos del norte peninsular. El rey consiguió perder el peso suficiente como para volver a León y recuperar su reino.

Aunque sus vidas no sean muy conocidas, no hay que quitar importancia al legado de estas mujeres, pues Abderramán III fue el primer califa de al-Ándalus, el estado más poderoso de la Península Ibérica en aquel tiempo y el antecesor directo de todos los califas Omeyas de Córdoba, mientras que la línea ininterrumpida de descendencia de García Sánchez I, hijo de Toda y nieto de Onecca, las convierte en antepasadas directas de la casa real reinante actualmente en España.

Esta es la historia de estas dos increíbles mujeres que vivieron en un tiempo tan fascinante como poco conocido, y cuyas vidas de mezclan con la bruma del tiempo para traernos imágenes de valerosos caballeros, castillos encantados, palacios de las Mil y Una Noches, bellas princesas cautivas e historias cantadas por trovadores.


URRACA I DE LEÓN “LA REINA TEMERARIA”


Por Carolina de Prado



Como ya expuse en mi anterior artículo sobre Juana de Castilla, la historia de España está llena de ejemplos de excepcionales mujeres que ejercieron el poder “a pesar de su condición de género”. Y me refiero con esto a que fueron criticadas, subestimadas e incluso saboteadas en sus funciones no por mala praxis, sino por el hecho de ser mujeres. Cualquier error en sus decisiones, pues seguro que los tuvieron ya que la infalibilidad no es patrimonio femenino ni masculino, fue atribuido a fallos de criterio propios de su género, y sus aciertos debidos a la utilización de sus encantos femeninos como forma de engañar a los “pobres varones” tan susceptibles de verse confundidos por las armas de mujer.

Urraca de León, nacida en 1081 como hija de Alfonso VI y de Constanza de Borgoña, ha pasado a la historia con varios sobrenombres como “la Batalladora” o “la Temeraria”, y también como la primera mujer en Europa en ejercer un reinado de pleno derecho. Por todo esto se puede deducir que fue una señora de armas tomar que debió de poner de los nervios a muchos de sus coetáneos. Casada aún siendo menor de edad con el conde Raimundo de Borgoña, algunos vieron en este matrimonio la devolución de un favor por parte del rey Alfonso por la ayuda que el conde y su familia le habían prestado en su lucha contra los infieles que presionaban las fronteras de sus dominios. Durante años la pareja ejerció el cometido de gobernar Galicia como sus condes, hasta que la muerte prematura de Sancho, hermanastro de Urraca, volvió a colocar a ésta en la posición de heredera de su padre. Madre ya de dos hijos, el mayor de ellos llegaría a ser el rey Alfonso VII, pierde también a su esposo, y comienza para ella un período de su vida de ejercicio de poder real, al convertirse en heredera, madre de heredero y en reina de Aragón por su matrimonio con Alfonso I “el Batallador”, unión decidida por su padre antes de fallecer y que ni ella ni la nobleza de sus reinos veían con buenos ojos. Lo acontecido dentro de este matrimonio debió de ser la fuente de cotilleos más importante de la época. Como si de una novela se tratara, ambos cónyuges, monarcas poderosos y de gran carácter, unieron en ocasiones fuerzas para luchar contra los musulmanes, aunque la mayor parte de las veces se enfrentaron entre ellos tanto con sus huestes en los campos de batalla como en privado, pues se cuenta que peleaban llegando incluso a tener enfrentamientos físicos entre ellos. Urraca nunca permitió que el poder de su esposo mermara el suyo como reina de León y Castilla una vez fallecido su padre, y mantuvo siempre a su hijo Alfonso lejos del aragonés, pues llegó a pensar en ocasiones en que éste podría intrigar para deshacerse del joven príncipe. Tras varios años de enfrentamiento marital, ambos, Urraca y Alfonso, consiguen la anulación de su matrimonio y continúan reinando cada uno en sus respectivos reinos con colaboraciones puntuales para mantener a raya a los musulmanes.

Pero el fin de su tormentoso matrimonio no supuso la paz para la reina Urraca, quien vivió hasta sus últimos días ejerciendo el poder a pesar de las intrigas de nobleza y clero, de los partidarios de su hijo Alfonso que querían que ella delegara su poder en el joven príncipe, y de su propia medio hermana Teresa y su esposo Enrique de Borgoña (primo del primer marido de la reina), quienes gobernaban el condado Portucalense con expectativas de convertir sus dominios en un reino, cosa que ocurriría cuando el hijo de los condes Alfonso Enríquez se convierta en Alfonso I de Portugal. Aún así, y a pesar de todas las vicisitudes a las que se enfrentó, Urraca todavía tuvo tiempo de tener varios amantes, entre ellos dos miembros de la alta nobleza, y de traer al mundo varios hijos ilegítimos más.

En 1126, con 46 años, su salud mermada y rodeada de enemigos, se retiró al castillo de Saldaña en Palencia donde falleció dejando un conjunto de reinos convulsos en manos de su hijo Alfonso VII.

Recordemos a Urraca como una mujer inteligente y pasional, fruto de la época y de la sociedad en la que vivió, quien con sus aciertos y desaciertos dejó una impronta en sus súbditos y enemigos, y que reinó “a pesar de su género” y “a pesar de los que la subestimaron y criticaron por él”

 

 



ROBO EN EL MUSEO

Por Carolina de Prado

 

Como si de una superproducción de Hollywood se tratase, este pasado mes de agosto hemos asistido perplejos a una trama de robos, engaños y ventas fraudulentas por internet, con un argumento que puede rivalizar con los que cada año se presentan como candidatos a los premios Óscar o a los Globos de Oro. Y nada menos que esta historia de engaño y fraude ha tenido su epicentro en el renombrado Museo Británico de Londres, uno de los más importantes y visitados del mundo. Desde su fundación en 1753 a partir de la donación de la colección privada del médico y naturalista Sir Hans Sloane, el museo ha tenido varios emplazamientos y ha ido aumentando su catálogo de piezas por compras o donaciones que provienen de todos lo rincones del planeta, destacando las que tienen su origen en Egipto y en Grecia. Debido a la gran cantidad de objetos que forman parte de su patrimonio, más de ocho millones, muchos de los artefactos se encuentran guardados en los subterráneos del edificio que alberga el museo. Y de esos almacenes que custodian estos bienes es precisamente de donde ha llegado la polémica al hacerse público que un trabajador del museo se ha dedicado durante varios años a elegir y vender piezas únicas por internet. No ha trascendido el número exacto de objetos sustraídos ni su origen, pero se ha estimado que pueden haber llegado a tener un valor en el mercado negro de varios millones de euros. Además, se da la circunstancia de que las piezas vendidas ilegalmente a través de internet van a ser casi imposibles de recuperar. Otro de los aspectos de este robo continuado que más ha indignado a la opinión pública es que hubo un marchante de arte que ya avisó en 2021 de que había visto objetos de las colecciones del museo a la venta en la red y no fue escuchado por la dirección del centro. No queda muy claro si por falta de interés o porque ya sospechaban que les estaban robando “en sus narices”, los mandamases del museo prefirieron mirar para otro lado.

El tráfico y la venta ilícitos de bienes culturales se ha convertido en un lucrativo negocio que no sólo menoscaba la herencia cultural de las poblaciones globales, sino que enriquece a unos a la vez que empobrece y envilece en la misma medida a los que pierden su patrimonio por la avaricia de otros. Hay que considerar también la vinculación de estas actividades delictivas con la delincuencia organizada y el terrorismo.  El comercio ilícito de bienes culturales es una actividad muy lucrativa que frecuentemente está vinculada a otros delitos como el tráfico de drogas o de armas. Los criminales, como en este caso concreto de los robos de arte en el Museo Británico, utilizan las plataformas digitales para vender los bienes sustraídos ilegalmente, al resultar un medio de difícil control por parte de las autoridades, que tanto a nivel nacional como internacional cada vez están dando más importancia a ese tipo de delitos, habiéndose constituido organismos y cuerpos policiales específicos para investigarlos.

Bien sea un trabajador desleal llevándose a casa piezas de un museo, como un grupo terrorista que saca de un país en guerra bienes artísticos para financiar sus ataques, o un traficante que se aprovecha de la pobreza de familias que viven en países necesitados para poder agradar a ricos coleccionistas y llenar así aún más sus bolsillos, no podemos tolerar que el Patrimonio de la Humanidad, que nos pertenece por definición a todos, sea utilizado como moneda de cambio de intereses particulares y se nos robe sin castigo.

 


 


LA REINA LOCA

Por Carolina de Prado


 

Si hay un ejemplo de mujer desgraciada en la historia de España es la reina Juana I de Castilla, más conocida como Juana “la Loca”. Su vida, en principio propia de una privilegiada princesa, y posteriormente, por caprichos del destino, de la primera reina de las Coronas que conformaron la actual España, debería haber sido feliz. Fue querida por sus padres, se casó con un guapo príncipe de sobrenombre “el Hermoso”, tuvo seis hijos y llegó a ser reina. Pero aún así siempre será recordada como la mujer desquiciada que perdió la cabeza por los celos y siguió en una macabra procesión el cadáver putrefacto de su espeso muerto prematuramente por tierras ibéricas hasta que consiguieron convencerla de que era necesario dar sepultura al difunto.

Juana nació en Toledo en 1479 como infanta de Castilla y Aragón por ser hija de los Reyes Católicos. Se casó en 1496 con el Archiduque de Austria, conocido como Felipe “el Hermoso”, y tuvo con él seis hijos. Muertos sus hermanos Juan (1497) e Isabel (1498), así como el hijo de ésta, el infante portugués Miguel de la Paz (1500), Juana se convirtió en heredera de Castilla y Aragón. Cuando falleció su madre Isabel “la Católica”, su padre la proclamó reina de Castilla aunque siguió ostentando él el poder efectivo. Tras la prematura muerte de Felipe en 1506, después de haber tenido que ser testigo Juana de la lucha por el poder entre su esposo y su padre, y de ser utilizada por ellos como moneda de cambio político, la desaparición de los dos no dio más paz a la pobre Juana, quien no pudo recuperar su libertad esta vez por el afán de poder de su hijo Carlos. Pues a la regencia de su padre por estar ella incapacitada, y tras su muerte, llegó el momento en el que su hijo Carlos I la encerraría en 1509 en el castillo de Tordesillas donde permanecería hasta su muerte en 1555.

Pero la pregunta es si Juana estaba realmente “loca”, y de ser así, cuál era el mal que sufría. Mucho se ha estudiado y escrito sobre este tema. Desde los que han pensado que su carácter obcecado se vio llevado al extremo por los celos al tener un marido mujeriego, hasta los que justificaron sus ataques de ira y su negativa a cumplir con sus deberes religiosos como un síntoma de una posesión demoníaca, pasando por los estudiosos que achacaron su extraño comportamiento por depresiones posparto consecutivas o por una manera de reafirmarse y rebelarse contra el poder masculino que la dominó durante toda su desdichada vida.

Ni siquiera la Historia ha sabido terminar de entender a una mujer que no lo fue en su momento por su madre, devota cristina que no veía bien que su hija no mostrara interés por los asuntos religiosos, ni por su padre, que la utilizó como un instrumento político, ni por su esposo, que la engañó durante todo el matrimonio, y ni siquiera por su hijo más famoso, el emperador Carlos I, quien prefirió confinarla en el castillo de Tordesillas hasta su fallecimiento. Allí vivió recluida durante cuarenta y seis años con la única compañía de su hija pequeña Catalina, hasta que ésta se marchó para casarse con el rey de Portugal Juan III, cuidada por personajes de la corte elegidos por su hijo cuya labor fue ejercida con mayor o menor cariño hacia la reina y siendo visitada por sus hijos y nietos.

Sin embargo, me parece justo recordarla también como la joven bella y culta, de gran carácter y dotes musicales, de trato agradable e inquietudes altruistas, que quienes la conocieron dicen que fue, y no sólo como la reina triste y loca que en su época despertó a partes iguales pena y pavor entre los que la rodearon, sobre todo en sus últimos años.

 



¿HOMBRE O MUJER? BREVE HISTORIA DE MUJERES QUE TUVIERON QUE CONVERTIRSE EN HOMBRES PARA CONSEGUIR SUS METAS


 Por Carolina de Prado

En la actualidad los debates feministas copan los corrillos de ponentes más o menos ilustrados y los pasillos de las sedes políticas de los países desarrollados, que no en aquellos en los que su población vive en situaciones de extrema pobreza o sometida a regímenes dictatoriales en los que los derechos humanos brillan por su ausencia. Más allá del hecho de que los hombres y las mujeres somos seres humanos con las mismas necesidades de reconocimiento, derechos y dignidad, extremos todos ellos innegables, poco se conoce en la actualidad de la vida de muchas mujeres que a lo largo de la Historia tuvieron que ocultar su condición femenina para lograr metas profesionales, acceso a actividades vetadas al género femenino, vivir sus sexualidad sin enfrentarse a tabúes sociales y religiosos o simplemente para poder existir con libertad, que se supone que es el objetivo de todo ser humano más allá de su género.

Todas estas mujeres, entre las que vamos a citar sólo algunos ejemplos, se merecen la admiración de los lectores de este artículo, y sin ánimo de hacer distinciones, sobre todo de todas nosotras, ya que nadie mejor puede empatizar con lo que pudieron pensar y sentir.

Algunas fingieron ser hombres para escapar del destino que les tenían preparado sus familias por su condición de mujeres, como la famosa Monja Alférez, nacida con el nombre de Catalina de Erauso y Pérez de Galarraga en San Sebastián a finales del S.XVI. Durante su vida como varón utilizó diversos nombres y corrió un sinfín de aventuras, tanto en España como en las colonias de centro y sudamérica. Algunos de los aspectos de su vida permanecen hoy en día envueltos en el misterio, en parte por lo contado en su propia autobiografía, llena de invenciones e inexactitudes según los estudiosos del personaje. Es curioso como muchas mujeres se hicieron pasar por hombres para poder participar en conflictos armados, bien por ganas de aventura, como Francisca Burdeos Zamboráin, española del S.XIX cuyo nombre masculino fue Benito Burdeos, que luchó en la Primera  Guerra  Carlista  y  en  las  barricadas de Madrid en julio de 1854, bien por defender a su patria o incluso para acompañar a su esposos. Este es el caso de Enriqueta Favez, de nacionalidad sueca, nacida en 1791, como hombre Enrique Favez, quien siguió a su marido en la guerra en la que él murió, y tras la que ella estudió medicina en la Universidad de París y sirvió como doctor durante la campaña rusa de la Guerra Napoleónica. Ejerció su profesión en Cuba y se convirtió en la primera mujer médico de América Latina. Otro ejemplo de una mujer haciéndose pasar por hombre para acompañar a su marido fue el de Sarah Malinda Pritchard Blalock, norteamericana nacida en 1839.  Su nombre masculino fue Samuel Blalock. Acompañó a su esposo en la Guerra Civil Norteamericana, sirvió con honor y sólo se reveló su identidad al ser atendida de una herida en el hombro por un cirujano de campaña. Su historia tiene un final feliz, pues tras la guerra regresó con su esposo a su hogar.

Otras féminas utilizaron el truco de hacerse pasar por hombres para poder acceder a profesiones en su momento vetadas a las mujeres, o en las cuáles ellas sabían que no iban a ser consideradas por mucho que fuera su talento por el simple matiz de su condición de género. Este fue el caso de Margaret Ann Bulkley, conocida como James Barry, quien se hizo pasar por hombre para conseguir ir a la universidad a estudiar medicina a principios del S.XIX, un momento histórico en el que era impensable para una mujer alcanzar dicha profesión. Su labor médica fue importantísima, al ser uno de los primeros cirujanos en practicar cesáreas. Su verdadero género no fue descubierto hasta el momento de su muerte. En el campo de la música se puede destacar a Dorothy Lucille Tipton, nacida en Oklahoma en 1914. Su deseo desde pequeña era ser música de jazz, un estilo musical reservado a los hombres, por lo que con 19 años abandonó todo y se convirtió en Billy Tipton. Billy consiguió ser un artista de renombre, y trabajó con muchos músicos famosos a lo largo de su vida, formando incluso su propia banda de jazz. Dorothy Lawrence nació en Inglaterra en 1896 y consiguió estudiar periodismo, siendo su vocación convertirse en corresponsal de guerra, para lo cual, y tras ser rechazada por varios periódicos, decidió hacerse pasar por un soldado británico con el nombre Denis Smith. Amantine Aurore Lucile Dupin nació en París en 1804. Pertenecía a una familia aristocrática, y tras su divorcio, comenzó a escribir novelas bajo el seudónimo de George Sand y a vestir con ropas masculinas. Pronto se convirtió en un escritor de éxito y participó activamente de la vida cultural y artística de su tiempo.

Más recientes en el tiempo tenemos los ejemplos de dos mujeres que tuvieron que fingir ser hombres para poder destacar en el deporte que habían elegido como profesión. Es el caso de Kathrine Virginia Switzer, nacida en Amberg en 1947 y conocida por ser la primera mujer en correr la maratón de Boston con un dorsal. Kathrine tuvo que hacerse pasar por un varón para conseguir correr esta carrera reservada por entonces sólo al género masculino. Consiguió terminar la prueba apoyada por su novio y otros corredores tras ser descubierta por un miembro de la organización. También destacó Rena Kanokog, una renombrada judoca estadounidense nacida en el año 1935. Interesada desde muy joven en los deportes, conoció el judo por un amigo, y desde entonces lo practicó, llegando a competir y ganar el campeonato de judo de YMCA en Utica, Nueva York, haciéndose pasar por hombre. En 1962 se mudó a Japón para seguir con su carrera de judoca y se convirtió en la primera mujer en ser autorizada a entrenar con un grupo de hombres.

Todas estas mujeres, de distintas épocas y vocaciones, son dignas de admiración por su empeño y voluntad de conseguir sus sueños a pesar del género con el que nacieron, y tienen que hacernos pensar en que con esfuerzo se consiguen las metas, y que no debe convertirse en un obstáculo el ser mujer para luchar por lo que quieres llegar a lograr. También sería importante terminar el presente artículo pensando en todas aquellas niñas y mujeres que hoy en día no tienen la libertad de estudiar y de elegir su profesión.


Las Sin sombrero y María Zambrano

 Paula García Muñoz


De todas las sin sombrero, me gustaría centrarme más en una de ellas, María Zambrano, pero antes voy a explicar quienes fueron estas mujeres:

Las Sin sombrero es el nombre por el que son conocidas un grupo de mujeres artistas españolas nacidas entre 1898 y 1914. El nombre responde al gesto de quitarse el sombrero en público que protagonizaron Maruja Mallo, Margarita Manso, Salvador Dalí y Federico García Lorca en la Puerta del Sol.

Maruja Mallo dijo que los apedrearon y los llamaron de todo.

Para ellas, prescindir del sombrero implicaba abandonar el corsé de la época y, por tanto, no conformarse con el papel de esposas y madres.

La gran mayoría de ellas residieron, estudiaron y desarrollaron su actividad artística en Madrid. Abiertas a nuevos conceptos de modernidad y a las corrientes de vanguardia que provenían de Europa, recuperaron también la tradición popular. Profundamente comprometidas con su tiempo y su realidad social, su actitud fue rompedora y abierta, transformando el panorama cultural y artístico de España.

Las mujeres se reunían en el Lyceum Club Femenino de Madrid y en la Residencia de Señoritas. Soñaban con exponer obras que jamás se habían visto y firmadas con un nombre de mujer.

Muchas de ellas acabaron exiliadas tras el estallido de la Guerra Civil y continuaron su producción fuera de España, lo que las hizo si cabe más reconocidas fuera de su propio país. Aquellas mujeres fueron grandes precursoras del feminismo y a pesar de haber permanecido en las sombras, en nuestros días han sido reconocidas como grandes artistas al igual que la generación del 27.

 

De entre todas ellas, me gustaría hablar de Maria Zambrano, me gustó por una frase que encontré mientras investigaba sobre las escritoras de esta generación: “Prefiero una libertad peligrosa a una servidumbre tranquila “, bueno, también me gustó porque es andaluza y a pesar de ser tan cercana, seguramente poca gente sabe sobre ella demasiado.

María Zambrano Alarcón nació en Vélez-Málaga, Málaga, 22 de abril de 1904-Madrid, 6 de febrero de 1991) fue una intelectual, filósofa y ensayista española. Su extensa obra no fue reconocida en España hasta el último cuarto del siglo xx, tras un largo exilio. Ya anciana, recibió los dos máximos galardones literarios concedidos en España: el Premio Príncipe de Asturias en 1981, y el Premio Cervantes en 1988.

Sus padres eran Araceli Alarcón Delgado y Blas Zambrano García de Carabante, ambos maestros, como también lo fue su abuelo paterno.

 En 1913 comenzó el bachillerato en el Instituto de Segovia, donde solo ella y otra muchacha representaban al género femenino.

En 1924 su familia se trasladó de nuevo a Madrid, donde se matriculó por libre (debido a su escasa salud) en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad. Entre 1924 y 1926 asiste a las clases de García Morente, Julián Besteiro, Manuel Bartolomé Cossío y Xavier Zubiri en la Universidad Central de Madrid, también conoce a Ortega y Gasset en un tribunal de exámenes.

En 1927 es invitada a la tertulia de la Revista de Occidente, círculo en el que a pesar de su juventud asumiría un papel de mediadora entre Ortega y Gasset y algunos escritores jóvenes, como Antonio Sánchez Barbudo o José Antonio Maravall.

A partir de 1928 comenzó su doctorado e ingresó en la Federación Universitaria Escolar (FUE), donde comienza a colaborar en la sección "Aire Libre" del periódico madrileño El Liberal. Participa en la fundación de la Liga de Educación Social, de la que será vocal. También imparte clases de filosofía en el Instituto Escuela que se vieron interrumpidas por una nueva recaída de su salud, le dicen que tiene tuberculosis. No interrumpió sin embargo sus colaboraciones con la FUE y muchos de sus escritos.

En 1931 fue nombrada profesora auxiliar de Zubiri en la cátedra de Historia de la Filosofía en la Universidad Central (puesto que, haciendo las sustituciones a Zubiri cuando está de viaje, ocuparía hasta el año 1935); en esa época inició su tesis doctoral sobre «La salvación del individuo en Spinoza». Integrada en el aparato de la coalición republicano-socialista, asistió a la proclamación de la Segunda República Española en la Puerta del Sol el 14 de abril de 1931; no aceptó, sin embargo, la oferta de una candidatura a las Cortes como diputada por el PSOE.

 

Entre 1932 y 1934, María Zambrano colaboró en los cuatro círculos culturales que frecuentaba: la Revista de Occidente, la poética reunión de estrellas del 27 reunida en Los Cuatro Vientos, la juvenil Hoja Literaria de Azcoaga, Barbudo y Plaja y el santuario de José Bergamín Cruz y Raya, en cuyas tertulias conocerá a Miguel Hernández.

 

Muchos de los integrantes de esos círculos cogieron la costumbre de ir a tomar el té a la casa de María en la plaza del Conde de Barajas.

La pensadora se aleja de la caverna filosófica de la Revista de Occidente y Ortega, y gana un puesto de excepción entre la intelectualidad poética española.

En el año 1935 y en el comienzo de curso María inició su tarea de profesora de filosofía en la Residencia de Señoritas y en el instituto Cervantes, en el que Machado ocupaba la cátedra de Francés.

 

El 18 de julio de 1936, María Zambrano se sumó al manifiesto fundacional de la Alianza de Intelectuales para la Defensa de la Cultura (AIDC), colaborando en su redacción y marcando el compromiso de "la libertad del intelectual" con el "pueblo puesto en pie" por una "razón armada".

El 14 de septiembre de 1936, contrajo matrimonio con el historiador Alfonso Rodríguez Aldave, recién nombrado secretario de la Embajada de España en Chile, país hacia el que viajaron en el mes de octubre. En ese viaje hicieron escala en La Habana, donde María pronunció una conferencia sobre Ortega y Gasset y conoció al que será quizá su mejor amigo José Lezama Lima.

 

Ocho meses después, en plena guerra civil española, regresan a España. Al inicio de 1938 se trasladó con su familia a Barcelona, en cuya universidad llegaría a impartir un curso. El 23 de diciembre, veinticinco divisiones del "ejército nacional" abordaron la ofensiva de Cataluña. El 25 de enero capitula Barcelona y decide exiliarse.

El 28 de enero de 1939 María cruzó la frontera francesa en compañía de su madre, su hermana Araceli, el marido de esta y otros familiares. Después de pasar por varios lugares del mundo, y separarse de su marido, María y su hermana vuelven a Europa en 1949, instalándose en Roma hasta junio de 1950, pero este destino no será definitivo y seguirá yendo de un lugar a otro.

Para María Zambrano la filosofía empieza con lo divino, con la explicación de las cosas cotidianas con los dioses. Hasta que alguien se pregunta ¿Qué son las cosas? entonces se crea la actitud filosófica. Para Zambrano existen dos actitudes: la actitud filosófica, que se crea en el hombre cuando se pregunta algo, por la ignorancia, y la actitud poética, que es la respuesta, la calma y en la que una vez descifrada encontramos el sentido a todo. Una actitud filosófica comunicada con un lenguaje muy peculiar y una exposición creativa de su forma de pensar, que determinan su estilo literario,​ y que, en definitiva, constituirían la base de lo que ella misma llamará su "método".

 

Sus obras:

·         Horizonte del liberalismo (1930, Ediciones Morata, reeditado en 1996 por la misma editorial con estudio introductorio de Jesús Moreno Sanz)

·         Hacia un saber del alma (1934)

·         Filosofía y poesía (1939)

·         El pensamiento vivo de Séneca (1941)

·         Hacia un saber sobre el alma (1950)

·         Delirio y destino (escrito en 1953 y publicado en 1989)

·         El hombre y lo divino (1.ª edición: 1955. 2.ª, aumentada: 1973)

·         Persona y Democracia: Una historia sacrificial (1958, reeditado en 1988)

·         España, sueño y verdad (1965)

·         Los sueños y el tiempo (reeditada en 1998)

·         El sueño creador (1965)

·         Claros del bosque (1977)

·         La tumba de Antígona, (1967) (Mondadori España, 1989)

·         De la aurora (1986)

·         El reposo de la luz (1986)

·         Los bienaventurados (1979)

·         Para una historia de la piedad (1989)

·         Unamuno (escrito en 1940 y publicado en el 2003)

·         Cartas de la Pièce. Correspondencia con Agustín Andreu (escrito en los 70 y publicado en 2002)

·         La confesión, género literario y método (Luminar: México, 1943; Mondadori: Madrid 1988 y Siruela: Madrid, 1995).

 

En julio de 2018 la Asociación “Herstóricas. Historia, Mujeres y Género” y el Colectivo “Autoras de Cómic” creó un proyecto de carácter cultural y educativo para visibilizar la aportación histórica de las mujeres en la sociedad y reflexionar sobre su ausencia consistente en un juego de cartas. Una de estas cartas está dedicada a Zambrano.

En la localidad de Vélez Málaga existe un parque dedicado en su honor, el parque María Zambrano. Se inauguró el 4 de diciembre de 2003 y es el espacio verde más grande de la localidad. Además en esta localidad se encuentra la Fundación María Zambrano, con su sede en el Palacio de Beniel.

 

En 2004, coincidiendo con el centenario de su nacimiento, fue reconocida como Autora del Año en Andalucía y, con ese motivo, el Centro Andaluz de las Letras organizó diferentes actividades divulgativas en torno a su figura y su obra, entre otras la exposición itinerante 'María Zambrano: la aurora del pensamiento'. Esa misma institución editó una Antología Breve a cargo del catedrático Juan Fernando Ortega Muñoz y, de forma más reciente, ha editado el Cuaderno didáctico María Zambrano, obra de María Luisa Maillard, para su distribución en centros educativos. 

 

En la ciudad de Málaga, lleva su nombre la Estación de Málaga-María Zambrano. Se inauguró el 28 de noviembre de 2008. Cuenta con 7 andenes y 11 vías, teniendo conexiones de metro, cercanías y trenes de alta velocidad.

 

También lleva su nombre la biblioteca de filología de la Universidad Complutense de Madrid, espacio que se encuentra a medio camino entre la Facultad de historia y la Facultad de filosofía y filología (antigua Facultad de Filosofía y Letras) donde ella misma estudió.

 

La Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima posee un buque llamado María Zambrano (BS-22).

 

Del 19 de octubre de 2022 al 15 de enero de 2023 el Teatro Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa organizó una exposición comisariada por Tània Balló sobre Las Sin Sombrero, para visibilizar que, dentro del grupo del 27, también existió una generación de mujeres pintoras, poetas, novelistas, ilustradoras, escultoras, pensadoras, cineastas y compositoras que gozaron en su tiempo de éxito nacional e internacional, y entre las que se reconoce a Zambrano.

 

 

A parte de María Zambrano, podemos citar entre las mujeres que formaron parte de ese movimiento a las pintoras Maruja Mallo, Margarita Manso, Rosario de Velasco, Angeles Santos, a las escritoras Concha Méndez, Rosa Chacel, y María Teresa León. Como poetisa Ernestina de Champourcín, o las polifacéticas Josefina de la Torre (actriz y poetisa) y Marga Gil Roëset (escultora, ilustradora y poetisa).

 

Maruja Mallo (1902-1995) fue una destacada pintora española del siglo XX, nacida en Villanueva de la Serena, Badajoz.

 

Comenzó sus estudios de Bellas Artes en la Academia de San Fernando en Madrid, donde conoció a Salvador Dalí y Luis Buñuel, con quienes formaría el grupo artístico conocido como "Los surrealistas". Más tarde, Mallo se trasladó a París, donde estuvo en contacto con los principales artistas de la época, como Picasso y André Breton, y participó en exposiciones y eventos de vanguardia.

 

En sus obras, Mallo experimentó con el surrealismo y otras corrientes de vanguardia, creando un estilo propio que se caracterizó por el uso de formas geométricas, colores vivos y un enfoque temático en la figura femenina y la naturaleza. También exploró la abstracción y el cubismo en sus obras.

 

Durante la Guerra Civil española, Mallo permaneció en Francia, donde continuó su carrera artística y se relacionó con otros exiliados españoles. En los años posteriores, Mallo regresó a España y continuó pintando hasta su fallecimiento en Madrid en 1995. Su legado artístico ha sido reconocido con numerosas exposiciones y homenajes póstumos.

 

Maruja Mallo fue una artista muy prolífica y creativa que dejó una amplia producción de obras a lo largo de su carrera. Algunas de sus obras más destacadas incluyen:

 

"El jardín de las delicias": una serie de pinturas al óleo realizadas en la década de 1920, que presentan escenas fantásticas y oníricas con elementos surrealistas y geométricos.

 

"El mercado de Santiago": un óleo sobre lienzo de 1928, que representa una escena de mercado en Santiago de Compostela, con colores vivos y figuras estilizadas.

 

"Fábrica de astilleros": una obra de 1929 que muestra una vista de la industria naval en Asturias, con una composición cubista y tonos grises y azules.

 

"Maniquíes de París": una serie de pinturas realizadas en la década de 1930, que muestran maniquíes de tiendas parisinas en poses extravagantes y abstractas.

 

"La leyenda del amor": un óleo sobre lienzo de 1947 que presenta una escena de inspiración mitológica, con una figura femenina en un entorno abstracto y de colores intensos.

 

"Autorretrato con sombrero": una obra de 1950 que muestra a la artista con un sombrero inclinado y una mirada enigmática, con un fondo abstracto y colores vibrantes.

 

Estas son solo algunas de las obras más destacadas de Maruja Mallo, que reflejan su versatilidad y originalidad como artista.

 

 

 

Margarita Manso (1926-2019) fue una destacada artista argentina nacida en Buenos Aires.

 

Comenzó su formación artística en la Academia Nacional de Bellas Artes, donde estudió con los maestros Lino Enea Spilimbergo y Demetrio Urruchúa, entre otros. Luego, en 1949, viajó a París y estudió en la Académie de la Grande Chaumière, donde profundizó en la técnica del dibujo y la pintura.

 

A su regreso a Buenos Aires, en la década de 1950, Manso comenzó a desarrollar su propio estilo artístico, caracterizado por la experimentación con técnicas y materiales, así como por la exploración de temas relacionados con la naturaleza y la vida cotidiana.

 

Entre sus obras más destacadas se encuentran las series de pinturas "Cementerios" y "Mundo vegetal", así como sus ilustraciones para libros infantiles y sus murales en edificios públicos.

 

Además de su carrera artística, Manso también fue una docente reconocida, impartiendo clases en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad del Museo Social Argentino, entre otras instituciones.

 

Su obra ha sido ampliamente reconocida en Argentina y en el extranjero, y ha sido objeto de numerosas exposiciones y homenajes póstumos. Margarita Manso falleció en 2019 a los 92 años.

Margarita Manso fue una artista muy creativa y prolífica que dejó una amplia producción de obras a lo largo de su carrera. Algunas de sus obras más destacadas incluyen:

 

"Mundo vegetal": una serie de pinturas en la que Manso representa plantas y flores de manera detallada y realista, creando una sensación de naturaleza viva y exuberante.

 

"Cementerios": otra serie de pinturas en la que la artista explora los cementerios como lugares de reposo y memoria, y utiliza una técnica expresiva y vibrante.

 

Ilustraciones para libros infantiles: Manso trabajó en varios libros para niños, creando ilustraciones con un estilo amable y colorido que captura la imaginación y la curiosidad de los jóvenes lectores.

 

Murales en edificios públicos: Manso realizó varios murales en edificios públicos, como el de la Biblioteca del Congreso de la Nación, en los que utilizó técnicas de pintura mural y creó composiciones monumentales y vibrantes.

 

Pinturas abstractas: además de sus series temáticas, Manso también experimentó con la abstracción, creando pinturas con formas geométricas y colores vibrantes.

 

Estas son solo algunas de las obras más destacadas de Margarita Manso, que reflejan su versatilidad y originalidad como artista.

 

 

 

 

Rosario de Velasco fue una escritora y periodista boliviana nacida en La Paz en 1904 y fallecida en 1967.

 

Fue una de las primeras mujeres en ejercer el periodismo en Bolivia y se destacó por su lucha por los derechos de las mujeres. Además, se desempeñó como profesora de literatura y también incursionó en la política como militante del Partido Comunista.

 

Entre sus obras literarias más reconocidas se encuentran "Jallalla", "La casa de los siete balcones", "La diosa del lago" y "Las aventuras de Manuela". En su escritura, abordó temas sociales y políticos, y se destacó por su estilo poético y la defensa de los derechos de las mujeres indígenas.

 

Rosario de Velasco fue reconocida por su contribución a la literatura boliviana y por su lucha por la igualdad de género. En su honor, se instituyó el Premio Nacional de Periodismo Rosario de Velasco para reconocer la labor de mujeres periodistas en Bolivia.

 

Entre sus obras más conocidas se encuentran:

 

"Jallalla" (1946): novela que cuenta la historia de una mujer indígena y su lucha contra la opresión y la discriminación.

"La casa de los siete balcones" (1948): novela que aborda la vida de una familia acomodada de La Paz durante la década de 1920 y las tensiones políticas y sociales del momento.

"Las aventuras de Manuela" (1950): libro infantil que narra las aventuras de una niña en un viaje por Bolivia.

"La diosa del lago" (1957): novela que explora la vida de una comunidad indígena en las orillas del lago Titicaca y la lucha por preservar su identidad cultural.

"La mujer en la literatura boliviana" (1954): ensayo que analiza la presencia y representación de la mujer en la literatura boliviana.

Estas son algunas de las obras más representativas de Rosario de Velasco, quien fue una escritora comprometida con los derechos de las mujeres y la lucha contra la discriminación.

 

 

Ángeles Santos Torroella fue una destacada pintora española nacida en Port Bou en 1911 y fallecida en Madrid en 2013.

 

Estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y en la Academia de la Grande Chaumiere en París. Su obra, influenciada por el cubismo y el surrealismo, se caracterizó por la representación de la figura humana y la exploración de la geometría y el color.

 

En 1936, durante la Guerra Civil española, se unió al Partido Comunista y participó en la lucha antifascista. Tras la contienda, se exilió en México y luego en Estados Unidos, donde continuó su carrera como artista y también se dedicó a la enseñanza.

 

En 1960, regresó a España y expuso su obra en diversas exposiciones individuales y colectivas. Fue reconocida con varios premios y galardones a lo largo de su carrera, incluyendo la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 1994.

 

Ángeles Santos fue una figura destacada en el panorama artístico español del siglo XX y es considerada una de las principales representantes del cubismo en España. Su obra ha sido expuesta en importantes museos y galerías de todo el mundo.

Algunas de sus obras más destacadas incluyen:

 

"Retrato de la familia del pintor" (1930): óleo sobre lienzo que representa a la familia del artista en un estilo cubista.

"Los novios" (1931): óleo sobre lienzo que muestra a una pareja de novios en un estilo cubista.

"Composición geométrica" (1933): óleo sobre lienzo que utiliza formas geométricas en una exploración del espacio y el color.

"Figura en el paisaje" (1934): óleo sobre lienzo que muestra una figura humana en un entorno natural.

"Arlequín" (1935): óleo sobre lienzo que representa al personaje de Arlequín en un estilo cubista.

"Sueño y realidad" (1943): óleo sobre lienzo que muestra una figura femenina en un entorno surrealista.

"Paisaje urbano" (1955): óleo sobre lienzo que representa un paisaje urbano en un estilo cubista.

"Naturaleza muerta con guitarra" (1960): óleo sobre lienzo que muestra una naturaleza muerta con una guitarra en un estilo cubista.

Estas son solo algunas de las obras más conocidas de Ángeles Santos, pero su carrera abarcó muchas otras obras de gran calidad e influencia en la pintura española del siglo XX.

 

 

Concha Méndez (1898-1986) fue una escritora, poeta y actriz española. Nació en Madrid en una familia acomodada y estudió en el Liceo Francés de la ciudad.

 

En los años 20, se convirtió en una figura destacada en los círculos literarios y artísticos de Madrid y formó parte del grupo de la Generación del 27. Mantuvo amistad con importantes escritores y artistas de la época, como Federico García Lorca, Luis Buñuel y Salvador Dalí.

 

En su obra literaria, exploró temas como la identidad femenina, el amor, la maternidad y la libertad.

 

Concha Méndez también se destacó en el mundo del cine y el teatro, participando en la producción de varias películas y obras de teatro en España y México.

 

A lo largo de su vida, Concha Méndez defendió los derechos de las mujeres y participó activamente en el movimiento feminista. Fue una de las primeras mujeres en formar parte de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y recibió varios premios y reconocimientos por su obra literaria y su contribución a la cultura española.

Algunas de sus obras más conocidas incluyen:

 

"De mi vida" (1929): una colección de poesía autobiográfica.

"Eternamente" (1931): una colección de poesía en la que Concha Méndez explora temas como el amor, la pasión y la muerte.

"Memorias habladas" (1977): una autobiografía en la que Concha Méndez repasa su vida y su carrera literaria.

"Hijos de la ira" (1946): una novela que aborda temas como la religión, la hipocresía y la corrupción en la España de la posguerra.

"La flor de la playa" (1982): una colección de poesía en la que Concha Méndez rinde homenaje a las mujeres y a la naturaleza.

Además de su obra literaria, Concha Méndez también participó en la producción de películas y obras de teatro. Fue una figura destacada en la Generación del 27 y su obra literaria se ha considerado como un referente en la literatura española del siglo XX.

 

 

Rosa Chacel (1898-1994) fue una escritora y pintora española. Nació en Valladolid, España, en una familia humilde y pasó gran parte de su infancia en Madrid. A los 15 años, comenzó a estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y se interesó por la pintura.

 

Durante los años 20 y 30, Rosa Chacel se convirtió en una figura destacada en los círculos literarios y artísticos de Madrid. Formó parte de la Generación del 27 y se relacionó con importantes escritores y artistas de la época, como Federico García Lorca y Luis Buñuel.

 

En su obra literaria, Rosa Chacel exploró temas como la identidad, la memoria, la libertad y la naturaleza. Algunas de sus obras más conocidas incluyen "Estación. Ida y vuelta" (1930), "Barrio de Maravillas" (1976), "Mujeres en espejos aún" (1985) y "Ciudad del hombre" (1990).

 

Rosa Chacel también se destacó como pintora y produjo varias obras de arte a lo largo de su vida. En 1983, recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas en reconocimiento a su carrera literaria y su contribución a la cultura española.

 

A lo largo de su vida, Rosa Chacel defendió los derechos de las mujeres y participó activamente en el movimiento feminista. Fue una de las primeras mujeres en formar parte de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y recibió varios premios y reconocimientos por su obra literaria y su contribución a la cultura española.

 

Algunas de sus obras más conocidas incluyen:

 

"Estación. Ida y vuelta" (1930): una novela que explora temas como la identidad, la memoria y la libertad a través de la historia de una joven que regresa a Madrid después de haber vivido en el extranjero.

"Barrio de Maravillas" (1976): una novela que se sitúa en el barrio de Lavapiés de Madrid y que retrata la vida cotidiana de sus habitantes.

"Mujeres en espejos aún" (1985): una novela que explora la vida de varias mujeres y sus relaciones con los hombres a lo largo del tiempo.

"Ciudad del hombre" (1990): una novela que reflexiona sobre la relación entre el ser humano y la naturaleza.

Además de su obra literaria, Rosa Chacel también se destacó como pintora y produjo varias obras de arte a lo largo de su vida. Entre sus trabajos más conocidos se encuentran las ilustraciones que realizó para sus propias novelas.

 

La obra de Rosa Chacel se ha considerado como un referente en la literatura española del siglo XX y ha recibido varios premios y reconocimientos por su contribución a la cultura española.

 

María Teresa León (1903-1988) fue una escritora, guionista y activista española. Nació en Logroño, España, y pasó gran parte de su infancia en Madrid. En 1920, se trasladó a París para estudiar Filosofía y Letras, donde se relacionó con artistas e intelectuales de la época.

 

En 1928, María Teresa León regresó a España y se casó con el escritor Rafael Alberti. Juntos, se convirtieron en una de las parejas más destacadas de la Generación del 27 y se relacionaron con importantes escritores y artistas de la época, como Federico García Lorca y Luis Buñuel.

 

En su obra literaria, María Teresa León exploró temas como la política, la igualdad de género y la justicia social.

 

María Teresa León también se destacó como guionista y trabajó en la producción de varias películas durante los años 30. Fue una activista política y participó en la lucha contra el régimen franquista durante la Guerra Civil Española.

 

Después de la guerra, María Teresa León se exilió en Argentina y México, donde continuó escribiendo y trabajando por la justicia social. En 1977, regresó a España después de la muerte de Franco y recibió varios premios y reconocimientos por su carrera literaria y su contribución a la cultura española.

 

María Teresa León fue una escritora muy prolífica que produjo una amplia variedad de obras a lo largo de su vida. Algunas de sus obras más destacadas incluyen:

 

"De la calle" (1925): una novela que narra la historia de una joven que vive en un barrio pobre de Madrid y lucha por su independencia y su libertad.

 

"La mujer nueva" (1929): una novela que explora la condición de la mujer en la sociedad española de la época y que aboga por la igualdad de género.

 

"El redentor" (1931): una novela que narra la historia de un joven que lucha contra la opresión y la injusticia social y política en la España de los años 30.

 

"El rio" (1936): una novela que relata la historia de un pueblo en las orillas del río Ebro y que refleja la realidad social y política de la época.

 

"Memorias de la melancolía" (1970): un libro de memorias en el que María Teresa León reflexiona sobre su vida y su carrera literaria, así como sobre la historia de España durante el siglo XX.

 

Además de su obra literaria, María Teresa León también se destacó como guionista y trabajó en la producción de varias películas durante los años 30.

 

 

Ernestina de Champourcín (1905-1999) fue una poeta española nacida en Vitoria-Gasteiz. Creció en una familia acomodada y recibió una educación privada. A los 17 años se trasladó a Madrid para estudiar Filosofía y Letras en la Universidad Central.

 

En 1930 publicó su primer libro de poesía, "Íntima", que recibió críticas muy positivas y fue considerado un libro innovador en la poesía española de la época. Ernestina se unió al grupo poético "Generación del 27" y se relacionó con importantes poetas y escritores de la época, como Federico García Lorca, Luis Cernuda y Vicente Aleixandre.

 

Durante la Guerra Civil Española, Ernestina de Champourcín se mantuvo al margen de la lucha política y se dedicó a escribir poesía y a trabajar como bibliotecaria. Después de la guerra, vivió durante un tiempo en Francia y más tarde regresó a España, donde trabajó como profesora de francés.

 

Ernestina de Champourcín continuó escribiendo poesía y publicó varios libros a lo largo de su vida, como "La voz en el viento" (1950), "Tiempo abierto" (1959) y "Paso a la luz" (1961). Fue una poeta que exploró temas como el amor, la naturaleza, la religión y la identidad femenina. En 1990, recibió el Premio Nacional de Poesía en reconocimiento a su trayectoria literaria.

 

 

Ernestina de Champourcín fue una poeta española muy prolífica, y algunas de sus obras más destacadas incluyen:

 

"Íntima" (1930): su primer libro de poesía, que fue muy bien recibido por la crítica y se considera una obra innovadora en la poesía española de la época.

 

"La voz en el viento" (1950): un libro de poemas que explora temas como el amor, la soledad y la naturaleza.

 

"Tiempo abierto" (1959): una colección de poemas que reflexionan sobre la condición humana y la relación del hombre con el mundo.

 

"Paso a la luz" (1961): un libro que se centra en la figura de la mujer y en la lucha por la igualdad de género.

 

"El viento en la nieve" (1964): una obra que presenta una poesía más comprometida, en la que se aborda la realidad social y política de la época.

 

"La espera" (1982): un libro que incluye poemas escritos a lo largo de toda su carrera y que representa una retrospectiva de su obra.

 

Además de su obra poética, Ernestina de Champourcín también escribió ensayos y artículos sobre literatura y cultura, y tradujo obras de autores como Victor Hugo, Marcel Proust y Paul Valéry al español.

 

 

Josefina de la Torre (1907-2002) fue una escritora, poeta y actriz española nacida en Las Palmas de Gran Canaria. Creció en una familia culta y recibió una educación esmerada. Empezó su carrera literaria en los años 20 y se unió al grupo poético "Gaceta del Arte", que reunió a algunos de los artistas más relevantes de la época.

 

En 1933 publicó su primer libro de poesía, "En la quietud del mármol", que fue muy bien recibido por la crítica y que se considera una obra clave de la poesía española de la época. En 1936 se trasladó a Madrid y se unió al grupo poético "Generación del 27", del que fue la única mujer miembro activo. Durante la Guerra Civil Española, participó en actividades culturales y solidarias, y se involucró en el movimiento feminista.

 

Después de la guerra, Josefina de la Torre tuvo que exiliarse en México, donde continuó escribiendo poesía y teatro, y donde también trabajó como actriz de cine y de teatro. Regresó a España en los años 60 y se dedicó principalmente a la poesía, aunque también escribió algunas obras de teatro y prosa. En 1983 recibió el Premio Nacional de Poesía por su trayectoria literaria.

 

Josefina de la Torre es considerada una de las grandes poetas del siglo XX en España, y su obra se caracteriza por una gran sensibilidad, una atención al detalle y una profunda reflexión sobre la condición humana.

 

Josefina de la Torre fue una escritora muy prolífica que escribió poesía, teatro, prosa y crítica literaria. Algunas de sus obras más destacadas incluyen:

 

"En la quietud del mármol" (1933): su primer libro de poesía, que se considera una obra clave de la poesía española de la época.

 

"Canciones" (1935): un libro de poemas en el que Josefina de la Torre utiliza un lenguaje sencillo y directo para abordar temas como el amor y la naturaleza.

 

"La rosa muerta" (1946): una obra de teatro que se considera una de las más importantes de su carrera. La obra aborda la condición de la mujer en la sociedad española de la época.

 

"Poemas de la isla" (1954): un libro de poemas que refleja la influencia que tuvo la isla de Gran Canaria, donde nació, en su obra.

 

"Cuadernos de Nueva York" (1959): una obra que recoge los poemas que Josefina de la Torre escribió durante su estancia en Nueva York en los años 50.

 

"El jardín de los frailes" (1965): una obra de teatro que aborda el tema de la corrupción en la Iglesia católica.

 

Además de estas obras, Josefina de la Torre también escribió ensayos y artículos sobre literatura y cultura, y tradujo obras de autores como William Shakespeare y Samuel Beckett al español.

 

Marga Gil Roësset (1894-1932) fue una escritora y poeta española nacida en Barcelona. Desde joven mostró una gran pasión por la literatura, lo que la llevó a estudiar filología y a participar en actividades literarias en la ciudad.

 

En 1918 publicó su primer libro de poesía, "Versos de hembra", que tuvo una buena acogida por parte de la crítica y que la estableció como una de las voces más destacadas de la poesía femenina en España. En los años siguientes, Marga Gil publicó varias obras de poesía y prosa, y se convirtió en una figura importante en la escena literaria de la época.

 

Marga Gil fue también conocida por su estilo de vida bohemio y rebelde, que la llevó a relacionarse con otros artistas y escritores de la época, y a viajar por diferentes países de Europa. En 1932, Marga Gil falleció trágicamente a los 38 años en un accidente de coche en la provincia de Granada.

 

A pesar de su corta carrera literaria, Marga Gil Roësset es considerada una de las voces más importantes de la poesía femenina en España, y su obra se caracteriza por un lenguaje poético y emotivo que aborda temas como el amor, la muerte y la libertad

 

Algunas de sus obras más destacadas incluyen:

"Versos de hembra" (1918): su primer libro de poesía, que tuvo una buena acogida por parte de la crítica y la estableció como una de las voces más destacadas de la poesía femenina en España.

 

"El reino de la soledad" (1927): un libro de poesía en el que Marga Gil aborda temas como el amor, la muerte y la soledad con un lenguaje emotivo y poético.

 

"A la sombra del ala" (1928): una obra de prosa que recoge sus impresiones y experiencias durante un viaje que hizo a París y a otros lugares de Europa.

 

"El canto de las islas" (1931): un libro de poesía que refleja la influencia que tuvo el paisaje y la cultura de las islas Canarias, donde pasó parte de su infancia, en su obra.

 

"El ala rota" (1932): una novela corta que se considera una de sus obras más importantes. La novela aborda temas como la opresión de la mujer en la sociedad española de la época y el deseo de libertad.

 

A pesar de su corta carrera literaria, la obra de Marga Gil Roësset se caracteriza por un lenguaje poético y emotivo que refleja su compromiso con la libertad y la igualdad.

 

Con la muerte de Josefina de la Torre murió la última voz de la generación del 27, las Sin sombrero, esas que permanecían a la sombra de los hombres y que marcaron un antes y un después.

 


CATALINA DE ARAGÓN Y CASTILLA, LA GRAN REINA DESGRACIADA

POR CAROLINA DE PRADO

Cuando se habla o escribe sobre el famoso rey Enrique VIII de Inglaterra y su truculenta vida sentimental; con dos divorcios, una esposa muerta tras el parto, dos decapitadas y una última mujer que según dicen se libró del cadalso porque el monarca murió antes de dar la fatídica orden-se nos olvida en ocasiones destacar que su primera y única esposa según las leyes de la Iglesia Católica, que nunca reconoció su divorcio, fue una princesa española. 

Catalina de Aragón y Castilla era hija de los Reyes Católicos. Con tres años fue prometida en matrimonio al príncipe Arturo, heredero del trono inglés. El matrimonio se celebró en 1501, cuando Catalina contaba con 16 años, pero Arturo falleció a los cinco meses sin haber sido consumado el sacramento, según juró la propia princesa. En 1509 se convirtió en la esposa del hermano de su primer marido, el rey Enrique VIII. Catalina fue una reina querida por sus súbditos, actuó antes de ser reina como embajadora de la Corte Española en Inglaterra, y ya como monarca fue una regente hábil y eficiente cuando su marido se ausentaba. Ferviente católica, como toda su familia, nunca superó que su amado esposo se divorciara de ella para casarse con su amante Ana Bolena, divorcio justificado según Enrique por la falta de un heredero varón, ya que de los seis hijos que engendraron solo llegó a la edad adulta la que sería la reina María I, y por el hecho de que según él el matrimonio anterior de Catalina con su hermano sí se habría consumado. El divorcio nunca fue aceptado por el Papa Clemente VII ni por la familia de Catalina, que vieron la lujuria del monarca y la influencia de las teorías protestantes en su origen.

Enrique, ante la negativa de la jerarquía católica a reconocer la disolución de su matrimonio, se declaró Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra, rompió toda relación con la Iglesia de Roma, repudió a Catalina y se casó con Ana Bolena, quien, por cierto, terminaría sus días decapitada una vez su esposo se cansó de ella y de que solo le hubiera dado una hija, la futura reina Isabel I. A partir de esa ejecución la vida personal del rey Enrique cayó en una espiral de amantes, esposas repudiadas o decapitadas, incluso una fallecida tras dar a luz a su único hijo varón, el futuro Eduardo VI. La desgracia de Catalina no solo fue un fracaso de un matrimonio, sino la ruptura religiosa de Inglaterra con los católicos, quienes sufrieron purgas, asesinatos y destierros en los territorios ingleses. También supuso la posición de Inglaterra como enemiga de la fe católica y de todos los reinos católicos, entre ellos el regido por el sobrino de Catalina, el poderoso emperador Carlos V.

Catalina, pese a ser respetada por la corte inglesa y apoyada por su sobrino, el Papa, Tomás Moro, su cuñada María Tudor, e incluso por los reformadores protestantes Martín Lutero y William Tyndale, fue repudiada y enclaustrada en varios castillos, confinada con unos pocos sirvientes, quienes siempre se refirieron a ella como la Reina, ayunando y rezando y sin poder ver a su querida hija, al no querer reconocer a Ana Bolena como la nueva monarca. Murió a los cincuenta años, según la crónica negra envenenada por un enviado de su marido, pero más probablemente enferma de cáncer. 

La reina Catalina fue una mujer de reconocida inteligencia, cultura y bondad, de gran religiosidad y dignidad, mecenas del Humanismo renacentista y amiga de los grandes eruditos Erasmo de Róterdam y Tomás Moro, y fue respetada y alabada incluso por sus enemigos, llegando Thomas Cromwell a decir de ella que “si no fuera por su sexo, podría haber desafiado a todos los héroes de la Historia”. Catalina es el ejemplo de otra gran mujer española en la Historia, de un personaje que ha dejado una huella positiva con el paso del tiempo, de alguien que tan lejos de su hogar natal fue capaz de ganarse la simpatía y el amor de un pueblo tan diferente a aquel del que ella procedía, y quien, por su propia desgracia, fue una de las protagonistas de un acontecimiento histórico que cambió el devenir de Europa. 


Abraham Lincoln y su papel en los derechos humanos

por andrea lópez ruiz


Abraham Lincoln, el decimosexto presidente de los Estados Unidos, desempeñó un papel crucial en la promoción y protección de los derechos humanos durante uno de los momentos más turbulentos de la historia de su país. Su liderazgo durante la Guerra Civil y su compromiso con la igualdad y la justicia tuvieron un impacto significativo en la promoción de los derechos humanos tanto para los afroamericanos como para todos los ciudadanos de Estados Unidos. En este artículo, exploraremos el papel decisivo de Lincoln en la lucha por los derechos humanos y su legado perdurable en la historia.

Uno de los logros más destacados de Lincoln en la promoción de los derechos humanos fue la Emancipación de los Esclavos. En 1862, emitió la Proclamación de Emancipación, que declaraba a todos los esclavos en los estados confederados como libres. Aunque esta proclamación no puso fin inmediatamente a la esclavitud, sentó las bases para la abolición total y sirvió como un importante paso hacia la igualdad racial.

 Lincoln consideraba que la preservación de la Unión era esencial para asegurar los derechos humanos de todos los ciudadanos. Durante la Guerra Civil, luchó por mantener intacta la Unión y, al mismo tiempo, buscó abolir la esclavitud. Su liderazgo en la guerra y su firme compromiso con la igualdad de todos los seres humanos ayudaron a sentar las bases para una nación más justa y equitativa.

Lincoln también abogó por la ciudadanía y el derecho al voto de los afroamericanos. En 1865, durante la Guerra Civil, impulsó la aprobación de la Decimotercera Enmienda a la Constitución de Estados Unidos, que prohibía la esclavitud en todo el país. Además, Lincoln expresó su apoyo a la igualdad de derechos civiles y políticos para los afroamericanos, allanando el camino para futuras enmiendas y leyes que garantizarían estos derechos.

 El famoso Discurso de Gettysburg de Lincoln, pronunciado en 1863, es un ejemplo icónico de su defensa de los derechos humanos. En este discurso, Lincoln destacó la importancia de la igualdad y la libertad para todos los ciudadanos. Su famosa frase "gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo" encapsula su visión de una nación basada en los principios de la igualdad y la democracia.

Trágicamente, Lincoln fue asesinado el 14 de abril de 1865, apenas unos días después de que terminara la guerra, por John Wilkes Booth, un simpatizante confederado. Su muerte conmocionó a la nación.

El papel de Abraham Lincoln en la promoción de los derechos humanos en Estados Unidos fue de importancia histórica. A través de su liderazgo durante la Guerra Civil, su lucha por la emancipación de los esclavos y su defensa de la igualdad y la justicia, Lincoln sentó las bases para la protección y promoción de los derechos humanos en su país. Su legado perdura hasta nuestros días, y su compromiso con la igualdad y la libertad continúa siendo una fuente de inspiración en la lucha por los derechos humanos en todo el mundo.